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14 abril 2016
LOS GALLINAZOS SIN PLUMAS DE JULIO RAMÓN RIBEYRO (RESUMEN)
Resumen de la obra Los gallinazos sin plumas de Julio Ramón Ribeyro
Los Gallinazos sin Plumas es un cuento del escritor peruano Julio Ramón Ribeyro (Lima, 1929 - Lima, 1994). Fue escrito en París (Francia) entre 1953 y 1954. A continuación tenemos su argumento resumido:
Los niños Efraín y Enrique eran dos hermanos sin padres. Vivían en un corralón con su abuelo, el egoísta y despiadado don Santos que los explotaba enviándoles muy temprano a los basurales cercanos a la playa para recoger desperdicios que puedan servir de alimento a Pascual, el cerdo del anciano. El viejo ávaro buscaba engordarlo lo más posible para ganar buen dinero con su venta.
Los niños Efraín y Enrique eran dos hermanos sin padres. Vivían en un corralón con su abuelo, el egoísta y despiadado don Santos que los explotaba enviándoles muy temprano a los basurales cercanos a la playa para recoger desperdicios que puedan servir de alimento a Pascual, el cerdo del anciano. El viejo ávaro buscaba engordarlo lo más posible para ganar buen dinero con su venta.
Los niños iban a trabajar todos los días y debían regresar con sus latas llenas de comida para el puerco. Pero un día Efraín se cortó un pie con un vidrio y su herida se infectó rápidamente. Aún así, siguió trabajando hasta que el pie se le hinchó demasiado y ya no pudo levantarse de la cama. Entonces su hermano Enrique tuvo que trabajar el doble para que el abuelo no enfurezca. Uno de esos días regresó a casa con un perrito que se había encontrado en el muladar. Lo bautizó como Pedro y se lo regaló a su hermano Efraín para que le haga compañía y alegre sus días.
Poco después Enrique también cayó enfermo. Tenía tos y ardía por la fiebre. El viejo don Santos empezó a gritar e insultar a los muchachos calificándolos de perezosos. Enrique se vio obligado a salir a trabajar. Al día siguiente Enrique regresó al corralón con las latas llenas sin saber que había ocurrido una tragedia. Su hermano le contó que el perrito había mordido al anciano. Entonces Enrique le preguntó al abuelo por su mascota y este le mostró cómo el cerdo Pascual devoraba al perrito. Enrique, llorando, le reclamó al anciano pero este le dio una bofetada que lo tumbó al suelo. Entonces el niño recogió un palo y lo chocó contra la cara del viejo. El golpe hizo resbalar a don Santos, que cayó de espaldas al chiquero y se convirtió en alimento del chancho Pascual. Enrique cargó a su hermano Efraín y juntos huyeron de la casa.
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